domingo, 2 de octubre de 2011

¿VALE LA PENA TENER AMIGOS?



Pienso, como otros muchos, que en la actualidad se trivializa e infravalora la idea de la amistad. Se plantea de una forma muy epidérmica, superficial, sin compromiso, poco seria e interesada. Por ejemplo, amistades del momento: "Te presento a Marcelino, un amigo, que nos conocimos ayer"; amistades de conveniencia: "A ver si me coloca un hijo en el cabildo"; o para divertirse, cuando estoy aburrido, se me ha roto el ordenador y no le funciona el iphone: "Llamo a Elenita y me lo paso fenomenal". Se presume de cientos de amigos virtuales, a través de Twitter, Facebook o internet. Esto es una falsa idea de amistad.


Como se sabe, incluso se publican libros muy curiosos y aleccionadores. Por ejemplo, "El arte de ganar amigos", "Cómo hacer amigos a la mayor brevedad y al mínimo coste"...Generalmente, este tipo de suelen sugerir ideas como "al amigo no le lleves la contraria"; "procura no decir lo que le gusta"; "si le dices lo que haces mal pierdes al amigo"...Nada de esto tiene que ver con la amistad. Pero los libros se compran.


La amistad es algo mucho más profundo y valioso ¡es un tesoro! Para Sócrates era el "centro de la vida"; y para Aristólteles, "la vida plena o lograda solo se alcanza en convivencia amistosa". Pensadores actuales que han escrito sobre la amistad, como C.S. Lewis o Julián Marías, insisten en lo mismo. Siguiendo a un autor actual, al profesor Gerardo Castillo, "la amistad es una modalidad de amor. Lo propio de la amistad es el afecto desinteresado, benevolente y recíproco entre dos o más personas. La esencia de la amistad es la reciprocidad; si el afecto o y la benevolencia no fueran mutuos y recíprocos no habría amistad. Los amigos se quieren, tienen buenos sentimientos el uno hacia el otro de un modo desinteresado y altruista. Porque la amistad exige una correspondencia en los sentimientos".


La verdadera amistad surge de una misteriosa afinidad espiritual, o en el encuentro con otra persona con la que se sintoniza, como si nos estuviera esperando -a esto muchos lo llaman química y no creo que tenga nada que ver con ningún efluvio orgánico; a mí ese término no me gusta-. Tiene que haber una disposición trascendente a abrir la propia intimidad; si no, tampoco hay amistad, y esto es lo que nos da un nivel de amistad: al amigo íntimo se le abre el corazón, se le cuenta lo que se lleva dentro, las tristezas, preocupaciones, alegrías, se puede confiar en él. Y, además, entre amigos es muy importante la corrección afectuosa; no parece cómoda, pero da consistencia a una buena amistad. Cuando un amigo se equivoca o hay en él algo que no va, si se le quiere, a solas y con delicadeza pero con firmeza, se le dice a la cara; en la amistad no puede haber doblez. Para Cicerón y para Aristóteles, la corrección mútua entre amigos los hace mejorar: es una prueba de lealtad. A un amigo hay que serle fiel, y esto entraña: a) Comprensión, consuelo y estímulo en los momentos de desánimo; b) ayuda en las dificultades y problemas; c) consejo en las decisiones trascendentes y difíciles, y d) buen ejemplo en todos los casos.


La amistad juega un papel importante en el desarrollo de la personalidad, en ese paso positivo, que supone la evolución de la adolescencia a la juventud, si la amistad responde a lo que se ha dicho y, en caso contrario, es mala amistad y dificulta esa maduración. De ahí la importancia de educar a los hijos para la amistad, algo que, con frecuencia, se olvida y no se habla. También en esto los padres debieran ser ejemplares.


Personalmente, es mucho lo que les debo a mis amigos de siempre. Con toda seguridad, el hecho de que esté escribiendo este artículo un domingo por la tarde y con bastante calor en Bajamar -que ya es decir- se lo debo a la crítica, al estímulo y al apoyo de algunos amigos. Mi padre, con un temperamento sosegado y afable -muy tacorontero-, se ponía serio cuando nos recordaba que "los buenos amigos se ven cuando uno está en el hospital o en la cárcel, de lo que nadie está libre". En la cárcel no llegó a estar; en el hospital, al final de sus años, sí, y siempre rodeado de amigos de verdad.


Autor: Francisco M. González.

Fotografía: Aarón Moreno Borges.

Modelo: Marie Fialova.

1 comentario:

Nuria dijo...

La verdadera amistad es un sentimiento que surge,de la afinidad de dos almas... se crea un vinculo con el otro, la amistad crece con las vivencias,con el tiempo, se comparte, se cuida, se cultiva, se mima y se respeta. Es darse al otro sin miramientos y aceptarle igual en su esencia como persona.La verdadera amistad se siente...
como se siente la calidez en la foto, y la mano que acaricia el pelo de la chica, el consuelo y la entrega.

Se acabo por hoy en paseo por el blog,no dejes de darle vida a este espacio que cautiva, que no se queda callado, que reclama y comparte, lleno de verdad, y de magia.

Hasta otro ratito!