domingo, 2 de octubre de 2011

LA EJEMPLARIDAD DEL PROFESOR



Si vuelvo la cabeza, si echo las manos al recuerdo, hay un pupitre de madera y una pizarra oscura. Y detrás un hombre sabio y bueno: mi profesor. Lo pienso y parece lógico. Si verdad y bien van parejos, también lo están inteligencia y amor. Y si el progreso cognitivo es posible, requerirá el empleo de los dos. De hecho, aprendemos todos cuanto nos motiva. De esta unidad entre inteligencia y amor dimanaba la coherencia de vida y de pensamiento, la ejemplaridad, que todavía recuerdo en mi profesor.


Autor: Jorge Yepes.

Fotografía: Aarón Moreno Borges.

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