domingo, 11 de diciembre de 2011

ALGO MÁS QUE UNA ESTADÍSTICA



Cómo expresar la violencia con el verbo, cómo reflejar tragedias con seres vivos en un papel inanimado. No hay negro sobre blanco que traslade el rojo derramado en el suelo de una cocina, en el gris de una calle o empapando la arena de una plaza. No existe vocabulario para describir la certeza de la propia muerte súbita y brutal necrosando las entrañas, desgarrando el cerebro con preguntas y negaciones. Mujeres, niños, ancianos, indigentes, animales....Si, no se asombren. Incluyo a los animales en la misma bolsa para cadáveres donde se trasladan los restos de los caídos humanos por la violencia. Ese desvencijado saco en el que la Administración trata de ocultar tras una cremallera del fracaso más amargo de su gestión.


No pido milagros; es cierto que tal vez no siempre pueda evitarse la comisión de un asesinato, pero sí es posible prevenirlos; solo es necesario asumir también como tales y reconocer como indicios de otros que se producirán aquellos actos que denotan la violencia en una persona, calificando esos episodios como delitos en sí mismos y cómo prólogo de futuros comportamientos igualmente agresivos.


Me refiero a la crueldad con seres de otras especies, una conducta que, al menos en nuestro país, no solo no está castigada con privación efectiva de la libertad, sino que a menudo es lícita y apoyada por los estamentos públicos. Y por supuesto, las autoridades políticas, ebrias de necedad y soberbia, hacen caso omiso de todos los informes que, puestos frente a sus narices de sagaces estadistas, prueban la relación entre maltrato animal y humano.


Es habitual que la conciencia de ciertos ciudadanos ocupe el vacío dejado por la ignorancia y el desdén de nuestros gobernantes. Este asunto no es una excepción. Se ha creado en España una ONG llamada SECVI (Sociedad Española contra la Violencia). Formada por profesionales provenientes de diferentes ámbitos (juristas, criminólogos, educadores sociales, psicólogos o investigadores, entre otros), pretende luchar con cerebro y corazón contra esas conductas violentas que, difundidas unas y silenciadas otras, llenan los ojos de lágrimas, el sentimiento de rabia y los anocheceres de ausencias.


Autor: Julio Ortega Fraile

Fotografía: Aarón Moreno Borges

Modelo: Un "cadáver exquisito"

No hay comentarios: