Dakar, 12 sep (EFE).- Maimouna Gueye, que perdió a su hijo en 2007 cuando trataba de llegar al archipiélago español de las Canarias, es una de las 400 mujeres que se reúnen cada día en diferentes puntos de Senegal para "ganar algo de dinero y explicar a los jóvenes que subirse a un cayuco es sinónimo de muerte".
Gueye explica a Efe que trata de olvidar su tristeza haciendo muñecas, a las que viste con telas africanas de brillantes colores, y es una de las integrantes de la llamada Asociación de Madres y Viudas de Víctimas de los Cayucos.
Pese a que la llegada de inmigrantes en patera a España se ha reducido en lo que va de año en un 50 por ciento respecto al mismo periodo de 2008, la organización sigue su trabajo para alertar del peligro que conlleva hacer el trayecto marítimo en embarcaciones endebles entre Senegal y Canarias.
Mujeres humildes, de entre 40 y 50 años, que han perdido algún familiar en el viaje en cayuco hacia Europa, es el perfil de las trabajan en este colectivo.
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