lunes, 19 de enero de 2009

UN "GUANTÁNAMO" EN MAURITANIA

Zoe Lamazou
Le Monde Diplomatique
Traducido para Rebelión por Caty R.
Tras el golpe de Estado que derrocó al presidente Sidi Ould Cheikh Abdallai, el 6 de agosto pasado, la comisión Europea ha suspendido una ayuda humanitaria a Mauritania por importe de 156 millones de euros. En cambio, en materia de lucha contra la emigración clandestina, la cooperación continúa. Ceuta y Melilla ya son prácticamente inabordables, por lo que la costa mauritana, desde donde se puede pensar que hay posibilidades de llegar a las Canarias, se ha convertido en un punto de partida privilegiado para los emigrantes del oeste de África.
Con su característico humor negro, los habitantes de Nuadhibu, ciudad portuaria situada a cuatrocientos setenta kilómetros de Nuakchott, la capital de Mauritania, han bautizado a sus barrios de bloques de hormigón desnudo con nombres de grandes capitales extranjeras: Accra, Bagdad, Dubai. Cuando en 2006, las autoridades españolas de acuerdo con el gobierno mauritano, instalaron en Nuadhibu un centro de retención para emigrantes clandestinos, rápidamente le encontraron un nombre: «Guantánamo».
Los edificios de una antigua escuela en las afueras de la ciudad, en la frontera del Sahara occidental, encierran a los que intentan la travesía hacia España a través de las islas Canarias, a unos ochocientos kilómetros al norte, en línea recta. A veces, los viajeros ni siquiera han abandonado la costa a bordo de largas piraguas de pesca tradicionales, cuando son apresados por los guardacostas mauritanos, secundados por la guardia civil española.
Tras los altos muros de hormigón coronados con alambradas se puede ver, a través de la uralita abierta, un gran patio de arena vacío. Al fondo un largo edificio rosado que antaño albergaba las aulas y a un lado dos aseos. Los habitantes del suburbio vecino entran y salen, aparentemente con libertad, para rellenar los bidones de agua en un grifo del centro. Dos jóvenes policías mauritanos montan la guardia, sin celo. Desde finales de junio hay una célula ocupada. Es una vieja aula de ocho metros por cinco, equipada con literas de campaña superpuestas. Una decena de hombres azorados emergen de las sombras. Casi todos se declaran malienses. Uno de ellos interpela al policía: «¿Cuándo nos repatriarán?», «No puedo responderle»; otro protesta: «Ya hace diez días que estamos aquí»; «Una semana», rectifica el guardia. Según el presidente del comité local de la Media Luna Roja, Mohamed Ould Hamada, se supone que los detenidos no pueden permanecer más de 72 horas entre los muros de la vieja escuela.
Un detenido, con un gesto explícito señalándose el estómago indica que tiene hambre. El más joven declara que tiene 18 años. Camina con dificultad porque tiene heridas las dos piernas. Todavía se pueden ver las heridas vivas a través de las vendas que le ha puesto hace unas horas un médico de la Cruz Roja española. El policía explica que una piragua que transportaba a sesenta y seis personas naufragó la semana anterior. «Murieron treinta, nos trajeron a los supervivientes. Sólo quedan una decena, a los demás los llevaron en autobús a la frontera maliense. A los que están demasiado enfermos para soportar los mil quinientos kilómetros de viaje los dejan aquí, esperando a que recuperen las fuerzas.
Las autoridades mauritanas organizan la detención y los devuelven a la frontera. Pero el centro no presta asistencia ni alimentación, son la Cruz Roja Española y la Media Luna Roja mauritana las que se encargan, y además reparten teléfonos móviles. También llegan al portal algunas almas caritativas con víveres. «Los españoles crearon este centro pero no han dado nada a Mauritania para gestionarlo. El problema es que nosotros carecemos de fondos», explica el encargado de los refugiados del ministerio del Interior.
En un informe de julio de 2008, Amnistía Internacional puso de manifiesto el tratamiento de la emigración clandestina en Mauritania e insistió sobre la arbitrariedad de las expulsiones colectivas y las condiciones de detención en «Guantánamo».
Texto original en francés:
http://www.monde-diplomatique.fr/2008/10/LAMAZOU/16372
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Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=79291

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