lunes, 22 de diciembre de 2008

INMIGRACIÓN: SE DESMONTA EL BULO


El primer estudio científico realizado en casi 17.200 inmigrantes demuestra una salud excepcional de los llegados y que no colapsan el sistema sanitario público

VERÓNICA MARTÍN SANTA CRUZ DE TENERIFE Los inmigrantes que llegan en cayuco no traen enfermedades que puedan contagiar a los canarios y no colapsan el sistema sanitario público. Es algo que técnicos y algunos medios de comunicación llevan repitiendo años pero, ahora, se puede decir con cifras reales en la mano gracias a la publicación en la revista Emergencias de los dos primeros artículos científico sobre este asunto que cuenta con una extraordinaria base de datos: los de 17.184 casos de personas llegadas de forma irregular en embarcaciones tras más de una semana recorriendo el trayecto entre Canarias y Senegal o Mauritania.

El director de la revista es el médico especialista en Urgencias y Emergencias Guillermo Burillo y resalta que "los dos estudios que publicamos en Emergencias nos demuestran que los jóvenes que llegan en cayuco a nuestras islas tienen una salud excepcional porque cualquier europeo en las mismas circunstancias no hubiera logrado pasar del segundo día".

Buen estado de salud. El primero de los estudios se titula Necesidades de asistencia urgente a los inmigrantes ilegales recién llegados en cayuco a Tenerife y está firmado por Sebastián Matos del Servicio de Urgencias de Canarias (SUC) y Pilar Padrón del Hospital Universitario de Canarias (HUC). La principal conclusión es que "la inmensa mayoría de estos 17.200 inmigrantes llegaron en un buen estado de salud". El estudio se centró en este número de personas llegadas en 229 pateras entre el 22 de octubre de 2005 al 21 de octubre de 2006. Con él desmontan otro mito: el que dice que consumen muchos recursos sanitarios y que colapsan las urgencias pues de estos 17.200 sólo precisaron asistencia sanitaria 649, es decir el 3,7 por ciento. De ellos 477 fueron tratados en el sitio y sólo 202 tuvieron que ser trasladados a diferentes centros sanitarios como de Atención Primaria, hospitales comarcales u hospitales de tercer nivel, lo que supone el 1,07 por ciento del total. Lo más curioso es que, tras tantos días de travesía, las patologías más frecuentes que motivaron el tratamiento in situ fueron hipotermia con un 23 por ciento y las hipoglucemias con un 17,6 por ciento y los traslados a centros fueron motivados por la deshidratación, las heridas en las extremidades y las quemaduras solares. Los mayores usos del sistema sanitario han venido por un asunto más administrativo y legal que asistencial pues se han tenido que derivar a los supuestos menores de edad para hacerles una radiografía del carpo, que es la prueba médica que confirmar la edad, algo esencial para determina su situación legal en el país.Estudio inédito. Este estudio es innovador en el asunto a tratar pero, también lo es en cuanto al número de muestras que se han utilizado para realizado. Basta con compararlo con la Encuesta de Salud de 2004 que es el documento que rige las políticas sanitarias del Gobierno de Canarias en cuanto a número de enfermos en cada patología, se realizó en base a 5.600 encuestas lo que convierte al estudio de los inmigrantes en la mayor muestra de salud que se ha realizado en las Islas y, por tanto, le confiere la máxima fiabilidad científica.

El segundo trabajo, Características de la asistencia sanitaria a la llegada de inmigrantes africanos en las Islas Canarios firmado por la Dirección General de Programas Asistenciales del Servicio Canario de la Salud (SCS) desmonta otro de los bulos importantes sobre la llegada de personas por estas vías: el contagio de patologías peligrosas para los canarios. Algo que queda totalmente desmentido en el texto donde se afirma que "los resultados de nuestro estudio constatan la escasa relevancia que las enfermedades infecciosas en los diagnósticos realizados a diferencia con las enfermedades parasitarias" y que esta circunstancia les lleva a la misma conclusión que otros estudios que "afirman que la inmigración de origen subsahariana no está teniendo prácticamente ninguna influencia en la situación epidemiológica de enfermedades tales como la tuberculosis en Canarias". Y eso con una muestra superior al anterior estudio formada por 19.845 inmigrantes llegados en cayuco. Sin hospitalizar. Además, desmontan otro bulo que es que los servicios sanitarios están colapsados pro estas personas y que en los hospitales no hay camas para rebajar las listas de espera por el mismo motivo pues explican que "llama la atención la baja proporción de pacientes que fueron derivados al hospital". El mismo documento explica que el motivo principal de ingreso hospitalario es el paludismo, algo que ocurrió con 38 de las 19.800 personas analizadas lo que supone un 0,1 por ciento. Además, el médico recuerda que es imposible transmitir el paludismo en Canarias pues "necesita un vector que es un mosquito específico que no se da en las Islas". El grupo de enfermedades más graves que se atendió fue la deshidratación con trastorno electrolítico debido a las malas condiciones del viaje y a la ingesta de agua de mar.

De ambos trabajos se extrae la gran calidad de la asistencia sanitaria que reciben estas personas y la profesionalización del personal sanitario que ha ido aprendiendo en estos años cómo asistir estas situaciones de emergencia. Lo que supone que los sistemas de emergencia han superado el examen en respuesta a la crisis de los cayucos.

Brotes xenófobos

El editorial de la revista Emergencias, -firmado pos los médicos María José Hernández, Guillermo Burilllo y el ex delegado del Gobierno José Segura- insiste en que ante este problema la respuesta de la población, los políticos y los sanitarios fue "encomiable" aunque hay un dato curiosos.

Un dato curioso: en la revista se explica que evitaron el circuito de Urgencias debido a los brotes xenófobos autóctonos. ¿Falta de empatía? Eso sí, esta revista especializada insiste en que es necesario "abordar dos aspectos de contenido social que son la situación con los menores de edad no acompañados que se torna complicada al no poder ser repatriados a su país". El otro problema es que un tercio de las embarcaciones desaparecen en el mar.

Los autores cierran diciendo que "el futuro de la tragedia de la inmigración está en nuestras manos".

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