lunes, 17 de noviembre de 2008

PATRIA


La patria es aquella tierra en la que podemos dormir plácidamente, sin miedo a los peligros de la noche. Además, es un sentimiento inexplicable que nadie nos puede imponer –porque realmente no es un territorio en el sentido estricto del término- aunque todos tenemos derecho a nuestro huequecito en el planeta.

Hace ya más de cien años, los europeos nos repartimos África como si fuese de nuestra propiedad. Mucho más tarde quisimos rectificar ese error mayúsculo –cuando ya la habíamos esquilmado impunemente- e iniciamos unos procesos de descolonización que no fueron precisamente ejemplares. De entre todos los países del “concierto de naciones” hay uno que destacó por sus originales estrategias. Primero declaró a su colonia la provincia 53 pensando que así podría aplazar el momento en que los hijos de la nube decidiesen su futuro. Era lo más lo coherente con la trayectoria de aquel régimen, porque a los ciudadanos de la metrópoli les había negado todos sus derechos tiempo atrás. Y como felonía póstuma, entregó aquel territorio y a aquellas gentes en manos de sus enemigos.

Hoy, ese pueblo del desierto –tenaz, pacífico y orgulloso- está dividido en el mapa: unos esperan que dejen de apalearles en su propia tierra y el resto languidece en un exilio dramático. Pero ellos, todos ellos, también tienen derecho a su propia patria. Ese es su sentimiento común.

Me gustaría que mis palabras fuesen un abrazo a mi amiga Agaila. Ella vive en los Estados Unidos, su hermano estudia en Cuba y su madre está refugiada en los campamentos de Tinduf. Su padre murió en combate.

El dibujo corresponde a la tierra de los padres de la mujer con la que comparto mi vida.

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