miércoles, 26 de noviembre de 2008

DERECHOS CON PERMISO


A partir de 2011 la UE le abre sus puertas a las “personas inmigrantes muy cualificadas”.

Esto es, en España por ejemplo, personas extranjeras cuya renta sea superior a 33.000 euros al año.Tanto tienes (cobras), tanto vales.

Estos habitantes del planeta Tierra podrán poseer una Tarjeta Azul, en la línea de la Green Card utilizada en EE.UU., que pone nombre y apellidos a sus derechos como ciudadano o ciudadana (temporales) de la Unión.

Estos derechos son, por ejemplo, el de agilizar los procedimientos de admisión, el de circular entre Estados o el de “disfrutar de condiciones de igualdad de trato con los nacionales del país de residencia, en particular, en materia de ayuda social, ventajas fiscales, reconocimiento de títulos, educación y formación profesional”.

Generosidad suprema, la nuestra.

Aunque, leyendo despacio, la medida no esconde ningún acto de “generosidad” porque se justifica como una forma de responder a la demanda de trabajadores cualificados en determinados sectores. Es decir, que esta demanda será la que condicione los permisos.

Quizás, al principio de este post, en lugar de “la UE abre sus puertas” debería haber dicho que las entorna. En cualquier caso ahora tenemos una nueva denominación, algo así como los “Inmigrantes, aunque sobradamente preparados”, que por fin van a tener la suerte de ver reconocidos sus derechos. Que por supuesto son suyos… aunque también lo sean de todos las demás personas inmigrantes.

Es un gran paso hacia el reconocimiento de los derechos de muchos inmigrantes que tratan de salir adelante en este lado del planeta. Pero es de suponer que las y los inmigrantes que cuidan a nuestros hijos, que limpian nuestras aceras o nuestras casas, que nos sirven la comida o nos construyen carreteras y edificios no llegan a ese salario de 33.000€ anuales, por lo que carecerán de los privilegios que otorga la mágica tarjeta azul de los derechos.

Quizás, al principio de este post, en lugar de “la UE abre sus puertas” debería haber dicho que las sigue cerrando. Porque es de suponer que los “inmigrantes de segunda” tendrán que seguir buscando métodos alternativos para cruzar la frontera. No la que separa Estados entre sí, sino la abismal y terrible frontera que separa la inclusión y exclusión, la dignidad y la pobreza.

Brindo por un mundo en el que los derechos se tienen sin pedir permiso, y no se dan en una tarjeta.

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