miércoles, 26 de marzo de 2008

"PLAN PARA NADA". JOB LEDESMA.


Plan para nada

JOB LEDESMA Para nada nadita nada. Resulta que como la cosa económica está peluda, los inmigrantes empiezan a abandonar Canarias. O se marchan a la Península o regresan a sus países de origen. ¿Ahora qué hacemos?, como suele preguntar Candela. ¿Dónde metemos el plan de empleo exclusivo para los intracanarios que planteaba el presidente como idea-fuerza de los primeros meses del Paulinato? ¿Dónde metemos la verborrea xenófoba destilada en cientos y cientos de artículos de opinión y en editoriales sin firma ni pepito... digo, perrito que les ladre? La ventaja de la fuga es que, por un tiempo, no tendremos que padecer otra manifestación ridícula como aquella que era contra la inmigración pero sin ser racista sino todo lo contrario. Un lío similar al que suele vegetar en las declaraciones de los políticos canarios, cuando para denunciar la tragedia y las muertes en las aguas que separan África de Canarias -si es que separan algo- se lían con la denuncia sentimental y al final parecen cónsules del Ku Klux Klan en Canarias. La inmigración hace muchísimo tiempo que no preocupa. Los menores no acompañados hace bastante que dejaron de ser problema, el cayuco de la semana ya salió de las portadas. El desarraigo, la tristeza y las depresiones que motivan el saberse extraño en una tierra que no siempre acoge con los brazos abiertos, ya no inquieta a nuestras grandes voces de la opinión tinerfeñista. Ahora tiran más otros asuntos como meterse con Juan Fernando López Aguilar y demás paranoias. Encima empieza el debate sobre (no se rían) el estado de la nacionalidad. Cada año, por estas fechas, queda la sensación de que del debate se ciñe a tonterías callejeras tipo empleo tipo economía doméstica y obvia el principio de su título, que es debatir sobre si existe la nacionalidad canaria y cómo podría definirse tamaña ostentación. Lo que está clarísimo es que el rollo de la inmigración no ocupará demasiado espacio en la algarabía que se espera hoy en el Parlamento y que, francamente, se las regalo. Gracias a esa cosa llamada economía, descubrimos que esas personas que dejan su casa, sus familias y sus amigos atrás no lo hacen por tocarle los bemoles a los canarios, ni siquiera por acabar con la santa paciencia del editorialista de lomo. La razón simple es buscarse la vida. No es una novelería de cuatro pibes en una playa de Dakkar. Son las santas ganas de mejorar o de evitar la muerte por el sida o por un constipado, el tener agua corriente y bebible en casa, electricidad las 24 horas del día y la posibilidad de comprarte un ordenador portátil o el último modelo de móvil, como cualquier hijo de vecino-canario. Ahora la cosa aprieta y se mandan a mudar. A ver quién nos trabajará ahora en los bares y en las obras. Cuidado, que a lo mejor tenemos que hacerlo nosotros.

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1 comentario:

Roberto García Fernández dijo...

hola Aroon , duermete mi niño duermete ya , .....

Es broma ....

Animate a escribir que seguro que dices cosas que emocionan ... ya ves el percal como está ....

unos hablando finamente y diciendo hijoputeses

y otros diciendo verdades como puños con malas artes

necesitamos una opinión serena y tranquila pero llena de verdad ....
la tuya