"MAS LOS OTROS". Antonio García Barbeito.

A la Alemania de los sesenta fueron emigrantes españoles de todas las leches, que no se trataba de enviar un ejército de santos, pero al menos todos necesitaron, para hacer la maleta, un certificado de origen. Desde el Certificado de (buena) Conducta al informe más cercano, todo tuvieron que presentarlo. Allí, me han contado algunos, había de todo, quienes mancharon el nombre de España y quienes lo realzaron; y quienes dejaron clara su afición a lo ajeno o a la pendencia. Pero al menos no iban de aquí con el sello de delincuentes ni de gentes que pudieran suponer un peligro social para los alemanes.
Las fronteras europeas se han abierto, y eso ha dado lugar a un trasiego de nacionalidades que han tenido España, sobre todo, como destino laboral. Esto, sin duda, ha colaborado en la solución de mucha mano de obra en sectores tan destacados como la agricultura, la construcción y empresas de servicio, y hay que reconocerles a la mayoría de ellos la integración y el elevado rendimiento. Pero a la hora de dejar venir inmigrantes, en los países de origen no ha habido el celo que hubo aquí con los nuestros, y esa alegría administrativa ha traído problemas que nos están dando muchos dolores de cabeza. Ya lo habrán leído aquí: uno de cada diez rumanos que viven en España tiene antecedentes policiales, y muchos de ellos están considerados peligrosos. Estos números los tenemos en el caso de los rumanos, que no tienen por qué ser los peores. Quizá nos diera miedo saber qué porcentaje de inmigrantes de otros países tienen ese perfil de peligro social. No es xenofobia, es miedo, porque si a estos inmigrantes con ficha policial les sumamos los que tenemos en casa, extranjeros y españoles, es para echarse a temblar. Es una lástima que a tantos buenos ciudadanos europeos tengamos que mirarlos con desconfianza por culpa de algunos de los suyos que lo mismo se organizan en bandas, roban, atracan, violan, matan... España, contemplada desde la lejanía, puede ser un paraíso, pero como no tomen medidas, el paraíso puede acabar en infierno. Esto no se lo explican, sobre todo, aquellos emigrantes españoles que fueron a Alemania.

Fuente:http://www.abc.es/20080205/opinion-firmas/otros_200802050252.html