martes, 29 de enero de 2008

ENTREVISTA A MARÍA MIRÓ. DIRECTORA DEL DOCUMENTAL "CAYUCO".


"Es necesario mostrar el dolor de África para salir del inmovilismo"
BENJAMÍN REYES, Tenerife


La directora grancanaria María Miró presentó la semana pasada en el cine Víctor el documental "Cayuco", que aborda el tema de la inmigración africana desde el punto de vista de los que arriesgan su vida para alcanzar un sueño. Para su realización contó con un presupuesto de 90.000 euros (aunque la directora prefiere no hablar de dinero), dos semanas de rodaje en las que su equipo recorrió, en un "jeep", cuatro mil kilómetros desde Mauritania hasta la costa de Senegal, pasando por poblados, cruzando ríos y atravesando desiertos. Rodaron en Nuakchott, capital de Mauritania, el desierto del Sáhara y Senegal. En su mirada se vislumbran sus vivencias en el continente africano.
-¿Cómo surgió la idea de rodar "Cayuco"?
-El proyecto fue una iniciativa del Centro Europeo de Estudios sobre Flujos Migratorios, que solicitó una subvención a la Consejería de Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias para filmar un documental que mostrase la realidad de la inmigración africana en Canarias. El proyecto paso a manos de la productora Pantalla Canaria, y su director, Paco Sotelo, pensó en mí para rodar "Cayuco". No tenía ninguna idea preconcebida, pero en mí también había surgido la necesidad de rodar un documental sobre este hecho tan terrible que está ocurriendo en África. Fue una llamada mágica. Así empezó a nacer "Cayuco".
-¿Qué dificultades encontraron para llevar a cabo el proyecto?
-En realidad, a lo largo de todo el proceso de investigación, de localización y de rodaje hubo pocas dificultades. Tuvimos mucha suerte porque todo fluyó. Se presentaron algunos problemas, pero en general hubo más buena estrella que inconvenientes. Lo que sí es muy duro es adentrarte en los sentimientos de las personas que han tenido que emprender este exilio en el que arriesgan la vida. El primer impacto emocional fue lo más duro. Cuando llega el momento de rodar tienes que adoptar otra actitud.
-¿Por qué escogieron Senegal y Mauritania como localizaciones?
-Porque en estos países están los dos principales puntos de partida del hecho migratorio africano hacia Europa. La capital de Mauritania, Nuakchott, es el punto más cercano a las costas canarias y es donde confluyen los africanos que llegan de todas las partes del continente, esperando el ansiado día de la partida. Por otro lado, se rodó en Senegal, porque la mayoría de los africanos que intentan emigrar son senegaleses. Muchísimos inmigrantes, antes de subirse a un cayuco, han tenido que atravesar un mar de dunas, trayecto en el que muchos mueren. De esta parte de la travesía prácticamente no se habla. Sólo se habla de cuando intentan llegar a nuestras costas en un cayuco.
-¿Quién empuja los cayucos, África o Europa?
-Por lo que vi, África. A veces se habla de que el bienestar en Europa es lo que los mueve a venirse. No comparto esta opinión. No creo en el efecto llamada. Lo veo como una presunción más del europeo que se cree siempre el protagonista de las cosas.
-¿Cómo se vive en África?
-Lo que vi allí es terrible. Tan terrible como para que toda su gente joven esté dispuesta a arriesgar su vida para marcharse de allí. África es un continente que ha sido expoliado y muy maltratado tanto por países europeos como por la mala gestión de los gobiernos africanos corruptos. Todo eso ha provocado que el continente africano esté viviendo una situación de subdesarrollo a todos los niveles. El africano está totalmente desprotegido de una organización social. No tiene cubiertas sus necesidades más básicas. Por otro lado, el africano es una persona con una gran nobleza y nivel humano. Pero ahora mismo la única expectativa que tienen de progresar es meterse en un cayuco. Ellos hacen un viaje en el tiempo. Con suerte, flotando en una barca, en tres o cuatro días, pasan de una situación más atrasada que la Edad Media al siglo XXI.
-¿Cuál es su opinión sobre la política en materia de inmigración del Gobierno de Canarias?
-Pienso que la política que deben tener todos los gobiernos receptores de este fenómeno masivo de inmigración desesperada es la de apoyo y ayuda. No se debe hablar de un problema para los países receptores porque el problema está en los países en la que su gente joven quiere marcharse, aunque les cueste la vida.
Personas, no números
-¿Los canarios estamos anestesiados ante esta cruda realidad que sucede delante de nosotros?
-Sí, existe un peligro de insensibilización. Incluso he visto brotes xenófobos. La información que se ofrece es de números, no de personas. Nos hemos acostumbrado a verlo como un simple hecho estadístico. Por eso en el documental hemos querido profundizar en el alma de las personas. Hablar persona a persona.
-Llama la atención que, a pesar de lo que cuenta, su documental desprende un halo de poesía.
-La poesía es algo que llega muy directamente. La tiene porque brotó de manera natural. La poesía aparece en su justa medida. Huí de hacer un discurso fílmico que corriera el peligro de caer en la sensiblería.
-Ha huido del tremendismo de otros documentales como "La pesadilla de Darwin" o "Los diarios de Kigali".
-Documentales como esos son muy necesarios. Es fundamental que alguien muestre el dolor de África para que nuestra sociedad del bienestar salga del inmovilismo. Hay que enseñar la llaga para concienciar al público.
-En "Los baúles del retorno" (1995) se interesó por la situación del pueblo saharaui.
-Me impactó mucho la situación de un pueblo que vive exiliado en medio del desierto. Ahora que he visitado Mauritania y Senegal, me he dado cuenta que éstos últimos viven aún peor.
-¿A qué se ha dedicado María Miró en los trece años que transcurren entre "Los baúles del retorno" y "Cayuco"?
-En ese paréntesis de tiempo me he dedicado a la fotografía, a la publicidad y a rodar documentales de carácter institucional. He estado escribiendo guiones y reflexionando.


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