En esta fiesta, el pueblo boliviano rinde culto al Ekeko, un diminuto Dios que representa "la abundancia" y que carga sobre sus espaldas todos los productos que necesitan los seres humanos.
En La Paz capital de Bolivia y cuidad principal de esta fiesta, cada 24 de enero se congregan más de un millón de personas en las ferias para rendir culto a este Dios.
"Según cuenta la tradición", a las 12 en punto del mediodía, la gente compra miniaturas, de una casita, un coche, un terreno u otros números bienes y luego los hacen bendecir por un Yatari (líder espiritual), con la esperanza de que todo lo adquirido en miniatura se convierta en realidad a lo largo del año.
La fiesta se extiende por tres semanas.
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