viernes, 16 de enero de 2009

"ZULEIMA, ARENA Y SAL"







Zuleima y Hanah se encuentran en el muelle, fundiéndose en un abrazo sentido.

_ ¡¡Zuleima, Zuleima!!
_ ¡¡ Hanah!! ¡¡Qué alegría!! Me alegro de verte. ¿Cómo está Óscar?
_ Óscar estar mejorando mucho. ¿Has tenido buen viaje?
_ Sí, muy bueno. Me gusta viajar en barco y sentir el mar tan cerca. Me siento en paz cuando estoy cerca de la naturaleza, al igual que en el desierto.
_ Yo alegrarme hayas llegado bien. Óscar alegrarte de verte mucho.
_ Yo también deseo verlo. Esta isla parece muy bonita, no la conocía.
_ ¡¡Oh, yeah!! Las Canarias muy linda. Gran Canaria diferenta a Lanzarote, muy enigmática, haremos un viaje por carretera para que la conozcas. Tengo algunos amigos alemanes aquí, pueden acompañar ver la isla.
_ Me encantaría, pero primero deseo ver a Óscar. ¿Cómo está de salud y ánimos?
_ Bueno, todavía le quedan unas semanas en el hospital, antes de volver a Lanzarote, pero va mejorando. El doctor dice fractura pierna y muñeca curarán con tiempo y rehabilitación. Lo mejor golpe de cabeza no dejó daño en su cuerpo. Él estuvo muy grave pero ser recuperado muy bien. Está algo triste, pero pasará, es fuerte, aunque el doctor dice que el no tener paciencia, pero curará bien.
_ Me alegro que esté mejor, algo me decía que se iba a salvar y estar bien. Mi tío Sidi Alí decía que nuestro destino está escrito en las estrellas, maktub “estaba escrito” y de alguna manera yo sentía que todo iba a salir bien. Lo llegue a ver en los pozos de café. Pude ver su mejoría.
_ Perdón… ¿Qué café?, no entender…
_ Hanah, no te preocupes, ya te explicaré. Es algo que aprendí de niña en Fez. Aprendí a leer el futuro de las personas en los restos de café o té que quedan en las tazas.
_ ¡¡Oh, interesante!! ¿Puede enseñarme algún día?
_ Claro, cuando regresemos a Lanzarote. Me gustaría quedarme más tiempo, pero sólo puedo quedarme el fin de semana, tengo que atender la tienda.
_ No te preocupes, yo entender, y Óscar también.
_ Pero si Óscar tarda mucho en volver a Lanzarote no dudaré en regresar de nuevo aquí. Lo aprecio mucho como amigo, como un hermano.
_ Yo también querer mucho a Óscar.

Tras hacer un breve recorrido por la cosmopolita ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, Zuleima, acompañada de Hanah, llegan al hospital.

_ ¡¡Óscar, Óscar!! ¡¡Mira quien llegó!!
_ ¡¡Zuleima, Zuleima!! ¡¡Qué alegría verte!! ¡¡Gracias por venir a verme!! ¡¡Gracias, gracias!!
_ Yo también me alegro de verte. ¿Cómo te encuentras?
_ Bueno, pues aquí con la vaina ésta de los tornillos y la escayola, ya ves que estoy algo fastidiado. Pero al menos estoy vivo, aunque me muero de ganas de pararme de esta cama.
_ Paciencia, todo saldrá ¿Y por dentro como estás?
_ Pues regular, Zuleima. No les tengo rencor a quien me dieron la golpiza ésta. Pero estoy dolido, triste, porque la gente es así, chica. Porque no miran al corazón de las personas, sino de donde son, como son, si son blancos, negros, mulatos, mestizos…, que más da todo eso. Lo que debiera importar a la gente es el corazón de las personas.
_ No sé, Zuleima. Perdone que llore, un hombre no debe llorar, pero me duele que haya gente así, que no respete a los demás por ser diferente. No entiendo el racismo y el odio, chica. No lo entiendo y nunca lo entenderé.
_ Entiendo tu angustia. Sé que este mundo a veces es más difícil de entender. Hay mucha injusticia, pero debes ser fuerte y seguir adelante. Todos debemos luchar por un mundo mejor. Alá quiere nuestra felicidad, nuestro bien. Pero bien sabes que el hombre no es perfecto, cada persona debe encontrar su camino, escuchar su corazón y ser justo para los demás y para consigo mismo.
_ Gracias Zuleima, gracias por tus palabras.
_ Para eso están los amigos Óscar para escuchar y ser escuchados.
_ Ánimo, vale. ¡¡Ah!!, por cierto, me ha dicho Hanah que eres algo impaciente.
_ Tú verás, chica. Aquí, con una escayola en la pierna, otra en el brazo, lleno de tornillos…
_ Sé que no es fácil, Óscar, pero debes tener paciencia, tómate esto como una prueba que la vida te ha puesto para que te hagas más fuerte y crezcas como persona.
_ La paciencia te llenará de paz y seguridad en ti mismo. ¿Te acuerdas de las tazas de té que has tomado en mi tienda, de las puestas de sol de Famara, de las que tanto me has hablado, del ruido del mar, de los colores del malpaís, de las gerias y las salinas, de Cuba?, ¿acaso no te acuerdas?. Óscar necesitaste paciencia para disfrutar de cada una de esas cosas y tenerlas en tu mente y corazón. Sé paciente amigo, cambia el tiempo de cada tiempo, aprecia el instante en el instante mismo.
_ Gracias, Zuleima. Intentaré ser más paciente, lo prometo.
_ Hay un lugar en el que has de ser paciente, fuerte y luchador para sobrevivir. El desierto, es tan hermoso, el Sahara, Óscar.
_ Me imagino Zuleima ¿Lo echas de menos?
_ Siempre, pero siempre está aquí, en el corazón.
_ Nunca he querido preguntarte…, pero me veo en la necesidad de saber, bueno… ¿porqué te fuiste de Fez? Dicen que es de mala educación hacer varias preguntas a una dama. Supongo tendrías tus motivos. Espero no te moleste si pregunto… ¿Volverás algún día? ¿Quieres volver?
_ Pues, en cierta manera sí, pero no puedo volver ahora. Haría daño a mi familia. Perdona, ahora no puedo hablar de ello. Quizás algún día te cuente que me pasó…
_ Tranquila, amiga. No pasa nada. Como bien dices hay que vivir el instante. Ahora me importas tú y tu amistad, no me importa el pasado. Eres como una hermana para mí.
_ Tu también, Óscar, tu también lo eres para mí. Shukran jazeelam, amigo mío.
_ Gracias a ti, amiga.

Bergman se siente inquieta, con una sensación agridulce. Las últimas noticias de Óscar que ha recibido son buenas, y se alegra y se siente dichosa por ello. Pero al mismo tiempo siente miedo e inseguridad, porque en el tiempo en que Óscar ha estado ausente su amor hacia él ha crecido y se ha hecho más fuerte y tiene pánico a ser rechazada, a no ser correspondida. Se siente culpable por amor hacia un hombre, pues se dice que las mujeres como ella no tienen derecho a nada.

Bergman llora, mientras se mira al espejo, las lágrimas vagan por su rostro maltratado por la heroína, el rimel cae de sus ojos y resbala por su garganta. El apretado sujetador de satén rojo le oprima el pecho. La angustia se va apoderando de su ser. Siente escalofríos por todo su cuerpo, se siente mareada y perdida, con mucho miedo, y sin darse cuenta vuelve a introducir la droga en su cuerpo, buscando el rápido consuelo, el amor anhelado…

Mientras tanto Juan en la Santa, a bordo de su “Bella Isadora” escribe una nueva canción pensando en el amor perdido de su juventud, vibrando y viviendo cada letra escrita como si con ella volviera a sentir los besos de Isadora sobre su piel, allá en el Muelle Grande….

CONTINUARÁ……………
Autores: Nayra del Rosario Hernández Benítez
Aarón Moreno Borges.

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