Hoy la escuela abre sus puertas a todos los niños y las niñas del mundo.
Vienen de Ecuador, Marruecos, Colombia, Camerún,Polonia, Rumania, China, España... Traen la lengua, juegos, conocimientos, canciones y, lo que es más importante, los sueños. Los niños y las niñas tienen los mismos derechos, hayan nacido en España o en otros lugares, sean sus padres y madres españoles o de otros países. No quieren guerras ni violencia. Y es en la escuela es donde aprenden a convivir. Todos los niños y las niñas que acuden hoy a la escuela se están preparando para construir un mundo mejor, más solidario y más justo. Los niños y las niñas del mundo tienen el derecho a participar, a decir lo que piensan y a que se escuche su voz.
Por los niños.
Por ellos, porque ese mundo que emerge no siempre da respuestas.
Por ellos, los grandes olvidados, los que en las peores situaciones siempre sonríen.
Por ellos, porque a pesar de bombas, cayucos, miseria, maltrato, abandono, siempre les queda un juego, una canción, una sonrisa.
Bendita inocencia.
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