viernes, 4 de diciembre de 2009

ZULEIMA, ARENA Y SAL







La esperanza es un espejo colgado en el futuro.
- Max Jimenez
DIARIO DE SAID
Se preparó todo con la exactitud y precisión que nos caracterizaba, el catorce de febrero de dos mil siete atentamos al Este de Argelia. Matamos a seis personas, seis vidas humanas más a mi espalda, que poco a poco se estaban convirtiendo en una pesada loza sobre mi conciencia. ¿Hasta cuándo?... me pregunté ¿Hasta cuándo iba a seguir matando?... Ya no podía seguir teniendo aquella vida falsa, aquella identidad lacerándome el alma. Por eso lo preparé todo con exactitud y previsión para no fallar y también para entregarme a las autoridades sin que mis compañeros del grupo salafista intuyeran nada. Aquel día se me había elegido para mi bautizo de fuego, junto con otros dos compañeros que también se iban a inmolar. Sí, aquel día debí haber explotado por los aires junto con los explosivos que rodeaban mi cuerpo, pudo haber sido una muerte rápida, una muerte fácil. Pero decidí seguir vivo, no quería ser un mártir, preferí seguir vivo en una celda de alta seguridad, soportando insultos y vejaciones que calmaron el dolor, el sabor amargo que sentía mi alma por haber llegado tan lejos en mi venganza y convertirme en un asesino.
Y, paradójicamente, allí, poco a poco, privado de libertad y aislado, empezé de nuevo a reencontrarme conmigo mismo, alimentándome de los recuerdos del desierto del Sahara, de Fez, de la segunda persona más importante de mi vida después de mi hermano Abdul, mi querida Zuleima. "Habibi, habibi....".
CONTINUARÁ.................................
Autores: Nayra del Rosario Hernández Benitez
Aarón Moreno Borges

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