viernes, 17 de julio de 2009

ZULEIMA, ARENA Y SAL








No se sabe lo que es el consuelo del corazón sino cuando nos quedamos solos.
- Edgar Allan Poe

Fue una noche estrellada, de esas azules y brillantes donde la luna parece armar los más íntimos pensamientos. Encontró la carta envuelta en un sobre de papel reciclado, en un antiguo cajón donde Bergman solía guardar cosas. Dudó un momento en si era correcto abrirla o no, pues no iba dirigida a nadie, pero la curiosidad pudo con él y quizo leerla.

Óscar, querido amigo:

Espero hayas encontrado esta carta, quizás me llamarás exagerada por lo que voy a contarte. No quiero alarmarte, pero desde hace tiempo presiento que no me queda mucha vida por delante. Te imploro de corazón que en el caso que yo faltase te hagas cargo de mi pequeño hijo y de mi madre en Bucarest. Encontrarás su dirección al final de esta carta. Querido amigo, confío en ti y se que no me fallarás.

Perdona por haberte amado un tiempo y no atreverme a confesártelo, ojalá tú me hubieses amado como yo a ti. Pero se de que ser así supongo me lo habrías dicho. Pero luego la vida me quiso mostrarme el amor verdadero de nuevo, por medio de una mujer gentil y dulce al igual que misteriosa, pues nunca vi su rostro porque llevaba una máscara continuamente. A diferencia de mi era elegante y de vida acomodada, pero tenía una tristeza infinita en el alma y en la mirada. Siempre intuí que era una mujer importante en la vida, lo que confirmé una noche al salir del hotel cuando unos hombres vestidos con pasamontañas me acorralaron en la calle y me amenazaron de muerte si seguía viendo a la señora Luna. Esa noche supe su nombre. No le conté nada a ella, no quería echar a perder nuestras noches de amor. Solo esperaba que las amenazas no llegaran a cumplirse. No creas que es porque temo a la muerte. Lo que temo es morir sin volver a ver a mi pequeño Dimitriv, a mi madre y Rumanía.

Te quiero Óscar. A ti, a Zuleima, a Juan, a Hanah y a todos los que me habéis ayudado, a todos los que han estado a mi lado en todo momento sin importarles mis adicciones y mi profesión.

Siempre os llevaré conmigo.

Hasta siempre

Natasha Le Iliescu "alias Bergman"

Óscar no pudo evitar llorar de impotencia y dolor. Ella lo quería, lo quería y ella nunca supo que él también la amaba. Y por ese amor, por todo el tiempo perdido, se decidió a viajar a Rumanía en busca de la familia de Bergman, no sin antes entregar a la policía la carta de Natasha como prueba de que su muerte no fue un accidente, sino un asesinato premeditado en toda regla............................

CONTINUARÁ..............
Autores: Nayra Del Rosario Hernández Benitez
Aarón Moreno Borges.

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