Recuerdo a Said. Su rostro gentil, la espesura de su barba negra azabache, sus ojos glaucos y profundos clavados en los míos. Said; a veces tan ardiente y vital, como el sol bañando las dunas del Sahara durante el día. Otras veces frío, lejano y misterioso como una noche fría sin luna en el desierto. Pero siempre lleno de amor y ternura hacia mi.
Todavía puedo sentir el revoloteo de mariposas en mi estómago al verlo, el latido del corazón en mis labios y la plenitud del amor infinito, más allá de la vida y la muerte. Ese amor tan grande, tan inmenso y a la vez incierto e imposible.
Pues cuando me dijo que era un infiel, que no creía en Alá. Solo estaba con su grupo por vengar a su hermano muerto en el atentado del once de marzo de 2004 en Madrid. No quise escucharlo, se me rompía el alma al pensar el haram cometido al enamorarme de un infiel. Más el amor era tan grande que dominaba mi ser y pensamientos, entregándome a él, a Said, por siempre, en cuerpo y alma.
Óscar pinta en Famara al atardecer. Mientras Hanah y Doramas juegan a la orilla de la playa. Le encanta oir el sonido del mar y las gaviotas fundiéndose con las risas de ella y los ladridos eufóricos de Doramas que, en tan poco tiempo, se ha ganado un puesto en su corazón, por ser un animal tan listo, cariñoso y salamero, capaz de levantar el ánimo al más triste de los tristes días que a veces trae la vida sin dar una tregua a un arco iris.
CONTINUARÁ.......
Autores: Nayra del Rosario Hernández Benitez
Aarón Moreno Borges
No hay comentarios:
Publicar un comentario