viernes, 17 de abril de 2009


La célebre frase que pronunció en 1965 el escritor suizo Max FRISCH ha contribuido a abrir, en todos estos años, los ojos de aquellos que veían al inmigrante como un recurso más barato, más rentable. Y no sólo porque su necesidad le obligara a asumir condiciones inadmisibles, sino porque su desesperado esfuerzo, deprecia el valor de la mano de obra.
Pura rentabilidad que convierte el sudor en calderilla. Pero por lo visto solo los ojos de algunos, pues son innumerables, los que siguen considerando la inmigración como algo coyuntural, de ida y vuelta; y a los inmigrantes como mano de obra poco cualificada, que poco o nada aporta a la cultura, a la política, a la cohesión social. Frases como las que se le han escuchado a algún alcalde en nuestra limítrofe Almería, lo atestiguan: «necesitamos mas inmigrantes entre las siete de la mañana y las siete de la tarde, pero que desaparezcan todos, entre las siete de la tarde y las siete de la mañana siguiente».
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http://www.laverdad.es/murcia/prensa/20090416/opinion/pedimos-mano-obra-llegaron-20090416.html

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