sábado, 7 de febrero de 2009

SIN PAPELES CONTRA LA MARGINACIÓN EN SUIZA

Agencias de la Onu señalan expansión del racismo contra los inmigrantes sin recursos
M.Villafranca / S. Errandorreo
Diagonal
Las recientes movilizaciones de refugiados y sin papeles en Zúrich, la capital económica de Suiza, han logrado llamar la atención sobre las consecuencias de una de las legislaciones de extranjería más discriminatorias de Europa.
“La organización de los sin papeles da resultados”, resumía una sindicalista suiza el 4 de enero. Ese día, en el centro de Zúrich, en la parte alemana del país, los 150 solicitantes de asilo, refugiados, inmigrantes con y sin documentación que llevaban dos semanas ocupando la céntrica Iglesia del Predicador para exigir su regularización, abandonaban el templo y trasladaban el encierro a otra iglesia. Pese a las fortísimas presiones y amenazas de desalojo policial, habían logrado uno de sus objetivos: que la máxima autoridad del cantón de Zúrich aceptase entrevistarse con ellos el 5 de enero. Días antes, bajo el lema “nadie es ilegal, regularización de los sin papeles”, unas 2.500 personas habían recorrido el centro de la capital económica de la Confederación helvética. Como muestra de su disposición a negociar, los ocupantes, originarios en su mayor parte de África, Irán, Iraq y Afganistán, desalojaron la primera iglesia, pero, para dejar claro su voluntad de seguir las protestas hasta lograr resultados concretos, se trasladaron a otra. Sus reivindicaciones eran dos: papeles para todos y el fin de la prohibición que les impide trabajar legalmente. Pero más en general, la movilización buscaba llamar la atención sobre las condiciones de vida de los inmigrantes no comunitarios a los que las leyes de extranjería dejan sin recursos. Según activistas que participaron en las protestas, eso se logró plenamente, consiguiendo además un amplio seguimiento mediático.
Más del 20% de los 7,5 millones de los residentes en Suiza son extranjeros. El 58% de los inmigrantes tienen un título universitario y ocupa el 60% de los puestos directivos de las empresas que cotizan en Bolsa. Pero también hay unos 300.000 inmigrantes sin papeles que trabajan en la clandestinidad, más del 30% de ellos en el servicio doméstico.
Desde septiembre de 2006, tras su aprobación en referéndum con el 68% de los votos, Suiza tiene la legislación sobre extranjería y derecho de asilo más restrictiva de Europa. Según los movimientos sociales, dicha legislación abre la puerta a los extranjeros originarios de la UE, pero se la cierra definitivamente a los extracomunitarios, incluidos los demandantes de asilo, que no tengan alto nivel de estudios. Para estos, prevé duros mecanismos de expulsión a la par que impide casi totalmente su regularización. La ley contempla penas de hasta dos años de cárcel a todo extranjero, incluidos los demandantes de asilo cuya solicitud se ha rechazado, que se niegue a abandonar el país por propia voluntad. E incluye penas de hasta cinco años de cárcel y multas de 300.000 euros para quien albergue a extranjeros con orden de expulsión.
Según el movimiento Derecho a Quedarse para Todos y Todas, una de las pocas salidas que le quedan a los sin papeles, es lograr que las autoridades de los cantones soliciten al Estado federal su regularización en casos especiales, siempre y cuando cumplan ciertas condiciones como llevar más de cinco años y demostrar su integración en el país. En este contexto, pese a que ha habido movilizaciones y ocupaciones de edificios públicos e iglesias en 2001 y entre 2004 y 2006, el movimiento por los derechos de los sin papeles y de los solicitantes de asilo no ha logrado muchas conquistas.
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Fuene: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=80436

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