domingo, 24 de agosto de 2008

ANTES Y DESPUÉS DE LA INMIGRACIÓN EN JAPÓN

Los primeros inmigrantes japoneses llegaron al Perú en 1899. Ellos trabajaron en haciendas agrícolas de la costa peruana.
Los primeros inmigrantes japoneses llegaron al Perú en 1899. Ellos trabajaron en haciendas agrícolas de la costa peruana.

El inicio de la inmigración japonesa al mundo

Se dice que bajo la solicitud del rey de Hawaii, en 1868 cruzaron 150 personas, siendo éste el principio de la inmigración japonesa al mundo. Posteriormente, en 1885 se concerta el tratado de emigración, entre el gobierno del Japón y el reinado de Hawai. Más adelante cuando Hawai llega a formar parte de los EEUU, se inicia la emigración hacia este país.
La mayoría de los inmigrantes eran agricultores, y más de la mitad de ellos tenian por objetivo la restauración de la situación económica de sus hogares; se dice que más bien cruzaron para trabajar pero sin tener por objetivo la residencia definitiva.
Pero, de acuerdo a KOKARON(Un grupo de personas que pensaban que la raza amarilla era problemática), se reglamentó la ley que prohíbe la emigración japonesa, hacia los EEUU. Por otra parte, después de la disolución de esclavos en América del Sur, se carecía de gran cantidad de mano de obra en las plantaciones a grandes escalas de café y de goma, y fué entonces que se inició la emigración en masa a Perú y Brasil como mano de obra alternativa.
fuente:
federacion.hp.infoseek.co.jp


ENFOQUE-Japón toma en serio la inmigración a medida que envejece


Por Isabel Reynolds

TOKIO (Reuters) - La enfermera de Yakarta Yanti Kartina dejó a su familia en Indonesia y se unió a otras 200 trabajadoras médicas que se están mudando a Japón, donde el rápido envejecimiento de la población ha creado una desesperada necesidad de cuidadores en asilos y hospitales.

Las enfermeras, que se espera aprendan japonés y se vuelvan a capacitar a medida que trabajan, son consideradas un importante caso de prueba, mientras Japón lucha con la población de más rápido crecimiento del mundo y una fuerza laboral prevista a reducirse, lo que sería potencialmente devastador para la economía.

"Japón es el primer país desarrollado en enfrentarse a este tipo de crisis poblacional," dijo Hidenori Sakanaka, un ex jefe de la oficina de inmigración de la capital, Tokio, quien ahora dirige un comité de expertos.

Con la perspectiva de que más de un cuarto de los japoneses tendrá más de 65 años para el 2015, el país se encuentra ante serias consecuencias económicas, incluyendo escasez de mano de obra que podrían socavar el PBI.

Un grupo de políticos del partido dirigente ven a la inmigración como una solución posible y le ha presentado al primer ministro Yasuo Fukuda una nueva propuesta radical que busca hacer que los inmigrantes dentro de 50 años conformen el 10 por ciento de la población.

Las cifras del gobierno muestran que la mano de obra está en camino a reducirse en ocho millones de personas en los próximos 10 años.

Si se aprueban las leyes necesarias, la inmigración en masa podría transformar un país que en otro momento desconfiaba tanto de los extranjeros que los excluyó casi por completo durante cerca de 200 años hasta el siglo 19.

"No creo que haya otro modo de avanzar más que aceptando a los inmigrantes," dijo Sakanaka.

Incluso ahora, la idea de permitirles la entrada a más extranjeros es descripta a menudo como un riesgo para la homogénea sociedad libre de crimen de Japón.

Muchos dueños de propiedades se niegan a alquilarles sus departamentos a extranjeros y pocos empleadores japoneses les ofrecen a los trabajadores inmigrantes los mismos derechos que a sus colegas japoneses. Menos del 2 por ciento de los casi 128 millones de habitantes de Japón son actualmente hijos de extranjeros.

Tetsufumi Yamakawa, destacado economista de Goldman Sachs de Tokio, cree que la inmigración, combinada con los esfuerzos por atraer más mujeres y personas de la tercera edad al mercado laboral, podrían aumentar el crecimiento por sobre el uno por ciento anual o menos previsto por mucho analistas.

"Creo que es un muy buen momento para empezar a pensar en esto," dijo él. "La reducción ya está a la vista."

Las enfermeras indonesias, quienes han sido reclutadas para trabajar en los hospitales y asilos faltos de personal, forman parte de la última oleada de inmigración controlada. Los funcionarios de gobierno esperan enfrentarse a menos problemas que su predecesores.

IMPOSIBILIDAD DE UBICARSE

Más de 300.000 inmigrantes brasileños de ascendencia japonesa, han sido de gran ayuda para las fábricas de automotores y artículos electrónicos de Japón, donde trabajan muchos de ellos. También han impulsado la economía brasileña, enviando a su país 2,2 mil millones de dólares en 2005 solamente, según el Banco Inter-Americano de Desarrollo.

Pero de muchas formas, los brasileños no han logrado encajar, aunque sean descendientes de japoneses que dejaron zonas rurales para empezar de cero en América Latina, en su mayoría a comienzos del siglo 20.

Creyendo que su patrimonio cultural les daría una ventaja para adaptarse, el gobierno japonés en 1990 aligeró las condiciones para que obtengan las visas de trabajo. La medida no fue completamente exitosa.

Los brasileños se quejan de la discriminación y de la falta de escolaridad para sus hijos, muchos de los cuales sólo hablan portugués, mientras que sus vecinos japoneses a menudo se escandalizan por sus fiestas nocturnas y su imposibilidad de adecuarse a las reglas como del reciclado de basura.

"Ellos fueron traídos y después no se hizo nada para ayudarlos en materia de bienestar," dijo el legislador del Partido Demócrata Liberal gobernante (LDP, por sus iniciales en inglés) Hirohiko Nakamura, un miembro del comité que produjo el nuevo informe sobre inmigración.

"Luego la gente culpa a los extranjeros por los problemas, aunque haya sido Japón el que los invitó a venir y no haya hecho nada por ellos," agregó él.

El peor de los casos, dice él, es el de las decenas de miles de trabajadores principalmente chinos a los que se les permite la entrada con visas de "capacitación" y realizan trabajos de baja categoría en granjas y fábricas.

Ese sistema ha mantenido a algunos comercios regionales funcionando lentamente, pero abundan informes sobre abusos como la paga extremadamente baja, acoso sexual y la confiscación de pasaportes.

GRANDES OBSTACULOS

Muchos dicen que a pesar de la desesperada necesidad de trabajadores, Japón está poniendo obstáculos que son demasiado altos para la última camada de inmigrantes.

Las enfermeras y cuidadoras indonesias sólo tendrán seis meses de formación en idioma japonés antes de empezar a trabajar a tiempo completo. Ellos deben aprobar los exámenes nacionales relevantes en tres o cuatro años mientras trabajan como asistentes, o serán forzados a regresar a sus casas.

El legislador Nakamura se muestra optimista acerca de sus posibilidades, citando como ejemplo a algunos de los inmigrantes de más alto perfil del país.

"¡Tome a los luchadores de sumo mongoles! Ellos hablan japonés muy bien," dijo.

Pero al ex jefe de la oficina de inmigración Sakanaka le preocupa que el programa de enfermería para indonesios termine fracasando debido a las complejidades del idioma japonés y porque él cree que las reglas han sido hechas demasiado estrictas.

"Creo que el sistema resultará ser una vergüenza," dijo. "Casi nadie lo aprobará y les dirán que regresen a sus casas."

Sakanaka promueve invitar a extranjeros más jóvenes y permitirles completar su capacitación en japonés antes de empezar a trabajar.

En un sentido más amplio, él y otros dicen que la oposición a la inmigración en Japón está menos generalizada que lo que sugerirían las acusaciones de discriminación y exclusión.

"Sin duda a Japón le tomará tiempo ser más receptivo," dijo Yamakawa de Goldman Sachs.

"Pero no creo en el argumento superficial de que Japón ha tenido una población tan homogénea durante tanto tiempo que no puede aceptar a nadie de afuera," agregó.

(Editado en español por Maria Pia Palermo)

fuente:
http://lta.reuters.com/

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