Los expertos atribuyen a la inmigración la solvencia del sistema de pensiones
La inmigración está siendo un factor fundamental para prolongar la solvencia del sistema de pensiones, según un estudio presentado ayer por Zenón Jiménez-Ridruejo y Carlos Borondo, catedrático de Análisis Económico y profesor de la Universidad de Valladolid, respectivamente.
Una hipotética ausencia de inmigrantes adelantaría la falta del solvencia (el gasto en pensiones sería mayor que los ingresos por cotizaciones) al año 2013, nueve años antes de lo esperado, según los autores.
La aportación de los trabajadores extranjeros es actualmente positiva: cotizan dos millones de empleados y apenas hay jubilados. Pero la población inmigrante envejecerá y en 2055 su tasa de solvencia (número de cotizantes sobre el de pensionistas) será igual que la de los nacidos en España. De modo que su contribución es beneficiosa, pero la ventaja que supone es tan sólo temporal.
El envejecimiento de la población se empezará a notar en el incremento del peso de las pensiones en el PIB. En 2060, el número de pensionistas habrá aumentado de los 4,7 millones que hoy cobran jubilación a 12 millones, lo que significaría pasar de un gasto del 5% del PIB a un 10,8%, más del doble del actual. A todo esto se suma que el Fondo de Reserva de la Seguridad Social comenzará a menguar en 2020, según los investigadores.
El estudio, que se presentó en el curso del seminario 'La Seguridad Social en la nueva situación social y económica: sostenibilidad, seguridad y confianza', organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, explora también las posibles soluciones para corregir esta tendencia. Para los autores, factores como el incremento de la productividad o el aumento del periodo de cálculo de la media base de cotización difícilmente arreglarían por sí mismos el problema de la solvencia.
No así el aumento de la edad de jubilación, pese al énfasis que el secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, puso en el recorte de prejubilaciones y en la prolongación de la vida activa como una fórmula para asegurar el sistema de pensiones a largo plazo.
Para Jiménez-Ridruejo retrasar la edad de jubilación no es la panacea. 'Hay que buscar la solución en todos los elementos, reformas en todas direcciones que juntas contribuyan a mejorar la situación', concluyó.
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