lunes, 23 de junio de 2008




José Manuel Bérmudez*
Cooperación para ganar el futuro
LA COOPERACIÓN es un instrumento fundamental que permite el establecimiento de mecanismos efectivos de apoyo a aquellas sociedades que disponen de menos recursos sociales y económicos. Se trata de una forma de colaboración directa que nada tiene que ver con actitudes paternalistas ni, mucho menos, con la aportación de dádivas a pueblos que, aunque ciertamente padezcan carencias, quieren mantener su dignidad y, sin duda, su afán de superación.
Ese aspecto ha sido debidamente asumido por algunas instituciones isleñas que desarrollan programas de cooperación al desarrollo con diversos estados. Con ello, al margen del objetivo principal de promover el desarrollo de acciones concretas. Se cubre otro fin asimismo trascendente, como es el de establecer lazos de diferente tipo con los países que se encuentran en nuestro entorno, un aspecto tan necesario como conveniente.
Cada institución debe escoger cuál es el camino y la fórmula de cooperar, pero en un mundo globalizado y con tantas diferencias entre países pobres y ricos no valen las excusas a la pasividad. He tenido la oportunidad de estar en alguno de los países más pobres del África Occidental y América Latina. Estando allí comprendes la desesperanza de muchos jóvenes que quieren progresar en paz junto a sus familias y la confianza de otros muchos en poder hacerlo manteniendo su cultura, la dignidad y unos valores que, en parte, se han perdido en el mundo occidental.
Asimismo, creo fervientemente en el trabajo que muchos cooperantes, de manera organizada y anónima, realizan en estos países. Su ejemplo es un soplo de aire fresco que nos alienta a renovar la confianza en el ser humano. Posiblemente representan lo mejor de nuestra sociedad.
Siendo sinceros, los principales países europeos desde la colonización de África hasta hoy han tenido mucha culpa del éxodo que hoy se produce hacia Europa de miles de personas manipuladas por mafias sin escrúpulos con el sueño de mejorar su situación y la de sus familias. Esa "herencia histórica" la debemos asumir los que hoy conformamos Europa por responsabilidad y sentido común. No vale mirar para otro lado.
El Cabildo de Tenerife ha querido ser desde hace mucho tiempo un ejemplo de administración consecuente con la realidad y sensible con las necesidades que existen en muchos lugares del mundo cuyos habitantes no pueden disponer, ni por asomo, del mismo grado de bienestar que disfrutamos los canarios. Para ello, y en la medida de sus posibilidades emprende cada año distintos programas destinados a apoyar la creación de estructuras económicas y educativas en varios puntos de Sudamérica y África.
Es en este último continente quizás donde han sido centradas en los últimos tiempos las principales iniciativas que mantiene la administración insular en este ámbito. Se trata de verdaderos proyectos de cooperación para el desarrollo llamados a crear un soporte sobre el que puedan construir sus recursos los propios beneficiarios. Así, se ha establecido acciones concretas con la República de Cabo Verde para procurar proporcionar enseñanza en materia de nuevas tecnologías a profesores y alumnos universitarios para que dispongan de la formación adecuada a las necesidades actuales, así como asesoramiento en materia de descentralización administrativa.
Además, también se ha gestionado la apertura de líneas aéreas y marítimas que faciliten la comunicación con nuestra Isla y, con ello, la posibilidad de ampliar horizontes mediante la puesta en marcha de proyectos fundamentalmente de carácter comercial. Porque esa es una vía muy importante que puede contribuir de forma decidida a desarrollar aquel país y mejorar, por tanto, la calidad de vida de sus habitantes.
No menos peso específico poseen otras actividades igualmente consistentes amparadas por el Cabildo tinerfeño. Aquí cabría citar los convenios establecidos con el Gobierno de Senegal para la puesta en marcha de proyectos de carácter tecnológico o apoyo al sector agrario, como la formación de sus ingenieros en el ITER para que posteriormente puedan gestionar la implantación de plantas de obtención de energía solar y eólica. Estos acuerdos van dirigidos a beneficiar a la población del país africano, en el que será posible ejecutar proyectos de electrificación mediante el uso de estos novedosos sistemas.
Muchos son los ejemplos de planes de actuación que obedecen a este esquema, y en todos los casos su fin último es el de contribuir a que los residentes en esos países con los que compartimos área geográfica puedan enfrentar su futuro con ánimo y también con esperanza. Por último, sería conveniente destacar que la cooperación supone una excelente oportunidad para nuestra gente y nuestras empresas, como medio para exportar nuestra experiencia y lo mejor de nuestro modelo de desarrollo, para que juntos podamos ganar el futuro.


fuente:http://www.eldia.es/2008-06-21/criterios/criterios9.htm
* Vicepresidente Primero del Cabildo Insular de Tenerife

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