martes, 17 de junio de 2008

HISTORIA DE INMIGRANTES



LA OTRA ESPAÑA

Yolanda Reyes.

Columnista de EL TIEMPO.

En Europa llaman inmigración a lo que aquí es desplazamiento
La inmigración es un eufemismo para llamar lo que aquí es desplazamiento.
Fui a la feria del libro de Madrid con un grupo de escritores latinoamericanos que invitó el Cerlalc para fomentar la circulación de libros entre las dos orillas del Atlántico. Pero además de libros, encontré otras historias que circulan y que no están escritas en ninguna parte. Son historias dolorosas, relacionadas con un fenómeno que ha desbordado a la vieja Europa. Allá se denomina inmigración, pero, viéndolo bien, se trata del eufemismo internacional para nombrar lo que aquí llamamos desplazamiento. Ese desplazamiento que es uno de nuestros principales renglones de exportación.
Además de las actividades tradicionales, asistimos a unos encuentros en los Centros de Participación e Integración de Inmigrantes (Cepi), financiados por el gobierno de Madrid. Aunque esos centros pretenden promover la integración, a ellos no van los madrileños, sino quienes huyen de nuestros países en busca del sueño español y se encuentran con una pesadilla. Desplazados de familia y de costumbres y 'des-platados' también, pues han reunido los ahorros de la vida y se han endeudado para comprar pasaje hacia el exilio, los inmigrantes buscan resolver cuestiones prácticas: cómo sacar permiso de residencia o conseguir empleo; qué hacer con los niños durante sus jornadas laborales o cómo ser deportados, cuando se cansan de pasar hambre.
Como los latinoamericanos aportamos medio millón de inmigrantes, es decir, la mitad de los que hay en Madrid, casi todas nuestros países tienen Cepi. El Hispano-Colombiano, situado en una zona residencial, es una casa acogedora, con sala de conferencias y de computadores y con una cocina que se usa algunos domingos para preparar recetas típicas, pues muchos inmigrantes sin familia se deprimen los fines de semana. Su directora es una politóloga española, que habla con propiedad sobre Pereira y sobre el arequipe y que sueña con conocer ese país del que oye hablar a diario. "No se trata de brindar asistencialismo, sino de promover la integración: abrazar a los inmigrantes y convertir ese dolor en una causa de orgullo", me explicó. También me contó que a la inauguración del Cepi colombiano asistió la presidenta del gobierno de Madrid, pero que, al día siguiente, los vecinos exigieron el traslado del centro y protestaron porque la inseguridad les iba a devaluar el vecindario. "No es que yo sea racista, pero...", contó la directora que era la frase con la que comenzaban todas las quejas y me dijo que las paredes aparecieron pintadas con signos nazis.
Uno de los proyectos que inventó esa directora fue un curso de computadores en el que les asignó a los viejitos que más se habían quejado tutoras colombianas. "No sólo les dieron clases de Word, sino que les mostraron por Internet los paisajes y quedaron enamorados de Colombia." Sin embargo, ni ella ni nadie es tan ingenuo para creer que el problema se resuelve con paños de agua tibia. Incluso, podría pensarse que los Cepi son una institución ambivalente y políticamente correcta para aliviar conciencias, frente a unas políticas que cada vez estrechan más el cerco a los inmigrantes en Europa.
"Quizás no se trata del miedo al diferente, sino del miedo al pobre", me dijo un profesor. "Hace muchos años, los árabes compraron toda la Costa del Sol y nadie se sintió amenazado por la diferencia. Es el miedo a los que duermen con la ropa sucia en las bancas del parque donde juegan tus hijos; el miedo a que te quiten los cupos escolares y bajen el nivel educativo del colegio, porque los profesores no tenemos herramientas para llenar tantos vacíos que traen los inmigrantes".
Mientras converso con mis colegas españoles, pienso que es fácil condenar la xenofobia ajena sin preguntarnos de dónde y por qué les han llegado tantos inmigrantes. ¿Acaso se fueron por gusto a cuidar niños españoles, mientras lloran por sus hijos, que se quedaron aquí creciendo solos?

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