miércoles, 19 de marzo de 2008

"TOMBUCTÚ, 52 DÍAS A CAMELLO". 24 Y 25 DE ABRIL. ESPACIO CULTURAL DE CAJACANARIAS.



El Espacio Cultural de CajaCanarias acogerá del 24 al 25 de abril el estreno en Canarias de la obra Tombuctú, 52 días a camello, del dramaturgo de origen marroquí Ahmed Ghazali. La obra aborda la búsqueda de identidad de una África que "nunca ha dejado de ser humillada" y los puentes que se pueden tender entre Europa y el Magreb. Ghazali explica que la pieza se inspira en la convivencia entre culturas y que refleja "la realidad del diálogo" para enseñar a los jóvenes a luchar contra el racismo a través de la educación.


EDUARDO G. ROJAS


En su imaginario ¿qué significa Tombuctú?, ¿quizá un sueño de África para los europeos y un sueño de Europa para los africanos?


-Tombuctú significa para los magrebíes una parte importante de nuestra herencia africana. De hecho, nuestros ancestros practicaron el comercio transahariano entre Marruecos y Tombuctú durante dos siglos. Esta relación generó un intercambio étnico y cultural muy considerable entre las dos orillas del Sáhara aunque, desgraciadamente, este capítulo glorioso de nuestra memoria es ignorado por los magrebíes, quienes psicológicamente han sido condicionados para creer que son árabes y romper sus lazos con el África subsahariana.


-¿Qué le llevó a escribir Tombuctú, 52 días a camello?


-Realicé un viaje a Mali en 2003. Era la primera vez que visitaba el África subsahariana y allí descubrí que el Sáhara era una ruta, la ruta transahariana, muy importante porque en el pasado generó un intercambio comercial y cultural intenso entre los magrebíes y los habitantes del África subsahariana. Me sentí triste, sin embargo, al ver lo que ahora está pasando, pero eso explica en parte en lo que se ha convertido hoy el Sáhara: un abismo donde abunda la explotación y un mercado clandestino que se aprovecha de los anhelos de los inmigrantes que intentan atravesarlo. El Sáhara también es hoy un espacio donde se realizan los caprichos del primer mundo, como el París-Dakar o el turismo de lujo. Esta constatación me animó a escribir Tombuctú, 52 días a camello.


-En una entrevista afirmó que uno de los autores que admira es Bernard-Marie Koltés. ¿Cree que su obra tiene algo en común con la de él?


-Lo que es común es el lugar del extranjero en la obra. Koltès es uno de los primeros autores que puso la figura del extranjero en el centro de su escritura.


-Algunos críticos han calificado su trabajo de estar teñido de una cierta poética de la violencia. La pregunta es ¿qué es la poética de la violencia?


-Habría que devolverle esa pregunta a los críticos porque, la verdad, no sé lo que es la poética de la violencia. Sé que en mis obras trato temas calientes como la emigración, las fronteras, los choques culturales... Pero eso es así porque pienso que no podemos cerrar los ojos a la violencia que está tan vinculada a estos temas.


-Esta obra se producirá en Tenerife con la colaboración de CajaCanarias. ¿Con qué tipo de actores piensa trabajar?


-El espíritu del espectáculo es la colaboración entre artistas que vienen del triángulo Canarias / Marruecos / África Occidental. Idealmente, todos los actores tendrían que ser residentes en las Islas Canarias. Casi cada día, en la península y en Europa, recibimos las imágenes de los inmigrantes clandestinos desembarcando a las islas, pero no vemos nunca la reacción de los canarios y canarias, no tenemos ni idea de cómo están viviendo este problema, ni sabemos lo qué piensan al respeto. La información televisivia da la impresión de una tierra que sufre pasivamente el drama. Nuestro espectáculo se quiere como un posicionamento humano y artístico por parte de los artistas canarios frente a una realidad trágica que ellos y ellas sufren en primera línea. Estéticamente, es un espectáculo que se parece a África y al desierto. Se desarrolla en un espacio vacío y desnudo, su fuerza es el juego (el actuar) y la palabra de los actores y actrices. Se inspira de la tradición oral del cuenta cuentos de las plazas públicas del Magreb y el Sahel.


-En algún lado hemos leído que la obra busca la identidad de un continente que "nunca ha dejado de ser humillado"... La pregunta es ¿incluso hoy?. Y en todo caso, esta humillación no la están infligiendo los africanos con otros africanos, ¿o sigue siendo de signo europeo?


-La humillación de África continúa hoy día. El sistema económico mundial bloquea la economía africana. El hecho de que todos los europeos puedan entrar sin dificultad en África mientras que los africanos deben pedir un visado que no es concedido sino ¿a los privilegiados ? es en sí humillante. Por supuesto que los africanos sufren también de un mal que les infligen sus dirigentes y a ellos debe preguntarse sobre su responsabilidad. En mi caso, y como persona que vive en Europa, asumo la de luchar contra las formas de humillación que practican los europeos con África.


-La obra también pretende tender puentes entre Europa y el Magreb. ¿Cómo son esos puentes?


-En mis obras creo a menudo espacios neutros que no aíslan a nadie y que me permiten que sea un lugar donde se encuentran europeos y africanos. En el caso de Tombuctú es el desierto del Sáhara. Mi deseo es que tanto el público europeo como el africano puedan identificarse con la historia. En este sentido, creo que lo que nos hace falta a Europa y África es una estética imaginaria común, por lo que me gustaría ayudar a contribuir a ello.


-Y en este sentido, ¿cuál es la mejor manera de que ambos continentes se acerquen sin recelos y miedos?


-Es una cuestión que me supera. Como artista me interesa escribir obras que crearan esos intereses comunes de los que hablaba entre ambos continentes.


-¿Cómo observa las políticas de España y también de la Unión Europea con África?


-Soy un artista, no un periodista o un analista político. Denunciar no es un aspecto de la escritura. Es necesario poder convencer y conmover con el producto creativo y eso exige un duro y prolongado trabajo sobre la forma estética.


-¿No cree que en España se ve con demasiado recelo todo cuanto nos llega de la frontera sur?


-Son los medios y los discursos políticos quienes dramatizan, por su propio interés, el fenómeno de la inmigración con el objetivo de alimentar así los temores y las inquietudes de los ciudadanos.


-En una entrevista señaló que en Marruecos los africanos subsaharianos tienen también dificultades de adaptarse porque sufren "de manera cotidiana el racismo".


-Es evidente que las diferencias económicas crean relaciones de tensión y de desprecio. Pero es necesario no subestimar el peso de la historia. El racismo del magrebí contra el negro, del español contra el mauritano o del europeo católico contra el judío son sentimientos que están anclados en una larga historia por lo que no va a ser fácil que desaparezcan.


-Para poner fin a esta situación usted apuesta por la educación. Pero ¿qué tipo de educación?


-Creo en la escuela a través del estudio de la historia porque genera lazos entre las personas de diferentes culturas y colores. Por ejemplo, ¿qué saben los jóvenes de la historia de las armas de Tombuctú y de que los españoles después de haber conquistado el norte de Mali se instalaron allí y hoy sus descendientes forman parte de la población del país?, ¿cuántos saben que decenas de miles de manuscritos de la España de la Edad Media se encontraron conservados en casas de Tombuctú tras la emigración de judíos y musulmanes al ser expulsados de la península por los Reyes Católicos ? Pienso que la creación artística hace posible la empatía y la identificación con realidades y personas que los medios de comunicación y las películas nos presentan casi como extraterrestres.


-¿Qué piensa de la polémica desatada con su obra ´El cielo es demasiado bajo´ por la utilización en escena de un cordero sacrificado al que se iba desollando? ¿Volvería a hacerlo?


-La elección de la puesta en escena pertenece al director, no al autor. Y en este caso yo no era el director. Además, no estaba muy convencido de su decisión de incorporar escenas reales, como la de descuartizar y destripar un cordero en escena. Sin embargo, y tras haber asistido a muchas representaciones, confieso que el resultado fue impresionante. Son numerosos los espectadores que afirman que esto fue lo que más les impactó del espectáculo. En teatro es necesario experimentar con cosas diferentes, si no, no se descubre nada.





Fuente: http://www.laopinion.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008031800_24_134504__2C-hace-falta-Europa-Africa-estetica-imaginaria-comun

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