sábado, 2 de febrero de 2008

YAYI BAYAM





En la costa de Dakar están varados muchos de los cayucos que zarpan rumbo a las Islas Canarias. La travesía, de unos mil kilómetros, suele terminar
en tragedia.
Yayi Bayam (derecha) en su reciente
visita a España. Buscaba apoyo económico
para su iniciativa humanitaria.
Oleadas de esperanza en la costa de Senegal

En la costa de Dakar están varados muchos de los cayucos que zarpan rumbo a las Islas Canarias.
La travesía, de unos mil kilómetros, suele terminar en tragedia.
400 mujeres luchan contra la emigración clandestina de los jóvenes a través de una asociación local. Trabajan para encontrarles un futuro dentro del país.
La solución a la emigración clandestina de jóvenes africanos rumbo a Europa se resume en una simple frase: “Que no se vayan”.
Quien se encarga de ponerla en práctica es una mujer menuda de casi 50 años. Desde su oficina, un modesto apartamento de Thiaroye-sur- Mer, un suburbio de Dakar, Yayi Bayam Diouf dirige con coraje e imaginación el Colectivo de las Mujeres para la Lucha contra la Emigración Clandestina.
Después de que naufragaran 200 vecinos de nuestra aldea, vimos que no servía de nada llorar y decidimos luchar.
Cuenta la fundadora de la iniciativa, que ha sufrido en su familia la tragedia.
El doce de abril de 2006, su único hijo, Alioune Mar, se ahogó en las aguas que separan África de las Islas Canarias.
A sus 26 años tenía a su cargo a 50 parientes. Fue pescador, albañil y pastor de ovejas, pero la incertidumbre por el futuro le llevó a arriesgarse, con el consentimiento de su madre.
Ahorró los 575.000 francos CFA (875 euros) que costaba una plaza en el cayuco.
En alta mar, el porvenir se fue a pique.Yayi Bayam no se hundió.
Tomó conciencia de que su tragedia formaba parte del drama de todo el continente y decidió luchar con todas sus fuerzas contra la emigración clandestina en cayucos.
Nuestros jóvenes son analfabetos. No conocen otra cosa que el mar. La pesca no alcanza para mantener una familia numerosa. Y no hay otras opciones ,reflexiona la madre coraje.

Su asociación se compone de 400 mujeres. Todas las mañanas, algunas de ellas recorren las playas cercanas para disuadir a los jóvenes de tan arriesgada aventura.
Luego, ellas se juntan y preparan cuscús y zumos naturales que venden en la calle. Esta actividad les asegura suficientes ingresos como para cubrir los gastos básicos diarios (a cada una le corresponden mil francos CFA, es decir, 1,5 euros).
Así, alivian la presión económica que soportan los hombres. El dinero que les sobra lo destinan a un fondo para financiar microcréditos y fomentar los negocios propios.
El alcance del proyecto aún es limitado por la falta de recursos para crear puestos de trabajo.
Yayi Bayam sueña con barcas de pesca nuevas y un camión frigorífico que permita a los hombres conservar las capturas y a las mujeres, comercializar el pescado en los mercados.
Y espera poder llevar sus ideas por toda la costa senegalesa.
Ségolène Royal y la vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, le han prometido su apoyo.
Harán falta muchas manos para que los jóvenes senegaleses encuentren oportunidades de futuro en su propio país.
Fuente:GEO reportajes .

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