viernes, 4 de enero de 2008

LA COSTURA SE CONVIERTE EN UNA PUERTA A LA EDUCACIÓN PARA LAS MUJERES EN SENEGAL.


El mayor problema de las jóvenes es que no son escolarizadas y deben quedarse en casa para cuidar a sus hermanos pequeños hasta el matrimonio, ya que la prioridad en los estudios la tienen los chicos. Este taller de costura les enseña a trabajar y a conseguir sus primeros ingresos y familiarizarse con la informática.


Podría decirse que sor Regina enseña "costura feminista". Para las marginadas jovencitas de Sam Sam, uno de los barrios más humildes de la ciudad de Pikine, en el empobrecido cinturón urbano de Dakar, el Centro Técnico Femenino Kalasans que dirige esa monja leonesa es una ventana abierta al futuro educativo y laboral. "Vienen por la costura, pero a los padres se les explica que debe ir acompañada de más formación", recalcó la misionera de las Hermanas Religiosas del Niño Jesús.

Toda una "revolución" en los usos y costumbres de Pikine, donde la miseria, con calles estrechas y arenosas, zonas pantanosas que se inundan con las lluvias, mínimo acceso al agua y electricidad, ausencia de saneamiento y recogida de basura, acentúa las tradiciones que marginan a las chicas. "El mayor problema de las mujeres jóvenes es que no son escolarizadas y tienen que quedarse en casa, para cuidar a sus hermanitos, hasta el matrimonio", señaló la misionera. Y salvo raras excepciones, añadió, "la prioridad en los estudios la tienen los chicos".


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