En la profundidad de unos ojos se encuentra encerrado uno de los mayores tesoros del misterio de la vida.
Los ojos nos abren a la realidad de una manera espectacular.
No ver, aunque puedas mirar, es casi como estar ciego.
Cantidad de matices que podemos descubrir con nuestros ojos.
Aprende a contemplar de veras la realidad que te rodea.
No dejes que la realidad te supere, sí que te sorprenda.
Para eso hay que mirar desde los ojos y mirar a los ojos de las situaciones, de los acontecimientos.
Por muy duros y tristes que sean, no dudes en mantener la mirada profunda.
Esa mirada que habla de reconciliación, de cariño y de espera confiada.
Mirar a los ojos de las situaciones es dejar que los acontecimientos nos miren, nos toquen y nos cambien.
No tengas miedo.
Dejate de mirar superficies y mira a lo profundo.
Mira a los OJOS de la vida.
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